¿Cómo llegué a la docencia? Como expresé en otras participaciones, cursé mis estudios de licenciatura en el ITSON, en la especialidad de Psicología, y disfruté mucho esta etapa debido a que contamos con la asesoría de profesores de gran calidad humana y académica que fueron un excelente apoyo en nuestra formación profesional. Cuando cursábamos el séptimo semestre nos solicitaron diseñar un proyecto como trabajo final de la asignatura “Orientación vocacional”, recuerdo que se trataba de un trabajo en equipo. Como nos faltaba un semestre para terminar nuestros estudios ya estábamos pensando en incorporarnos a la vida laboral, así que decidimos que este proyecto no se quedaría en acreditar la asignatura, también sería nuestra primer empresa.
Sin embargo, la vida me llevó por otro sendero. Al inicio del octavo y último semestre de la carrera, un grupo de estudiantes de las diversas licenciaturas fuimos convocados por el rector del plantel; en la reunión nos comunicó que la institución iba a incrementar su matrícula y que habíamos sido seleccionados para incorporarnos a la planta docente, como profesores de tiempo parcial. No lo pensé mucho, por una parte porque me sentí muy orgullosa de trabajar en la misma universidad en la que había estudiado; y por otra, porque antes de egresar ya tenía asegurado mi trabajo. Así que dos meses después de egresar de la carrera de Psicología ya me encontraba impartiendo las asignaturas de Comportamiento humano I y II a estudiantes de nivel superior. Casi simultáneamente se me presentó la oportunidad de concursar para la plaza de “Psicólogo”, en el nivel medio superior, y un mes después me encontraba trabajando en el CBTIS 37, en la oficina de Psicología; años más tarde tuve la oportunidad de impartir en este nivel asignaturas relacionadas (Psicología) y no relacionadas (Administración y Lectura y redacción I y II) con mi perfil.
Como se puede apreciar, mi acercamiento a la docencia fue circunstancial. Inicialmente, la falta de herramientas pedagógicas no fue tan perceptible, considero que por las características de los grupos que me tocó atender y debido a que impartí asignaturas dentro de mi perfil. Los grupos se integraban con 30 universitarios que estudiaban y trabajaban, tenían bien definidos sus prioridades y compromisos y se centraban en la tarea. Pero al llegar al nivel medio superior la situación fue muy diferente, me encontré con grupos de 50 y hasta 54 jóvenes, con la hiperactividad y la volubilidad emocional característica de su edad, muy necesitados de atención y centrados más en lo social que en la tarea, situación que se complicó cuando me asignaron materias no relacionadas con mi perfil. La planeación de la asignatura y el manejo del grupo demandaban mucho de mi tiempo. Curiosamente, fue mi profesión la que me ayudó a superar estas limitantes; los conocimientos adquiridos sobre el desarrollo humano me ayudaron a entender el comportamiento de mis alumnos y a establecer comunicación con ellos. A partir de ese punto todo fue más sencillo y satisfactorio, ya que yo tenía disposición para incorporarme a procesos de capacitación y formación docente a través de los cuales poco a poco fui adquiriendo herramientas pedagógicas que aunadas a la práctica me ayudaron a mejorar mi desempeño frente a grupo.
Si bien no proyecté dedicarme a la docencia, creo que fue una circunstancia muy afortunada que me ha brindado grandes satisfacciones: me motivó a actualizarme para mejorar mi desempeño frente agrupo, me brindó la oportunidad de poner en práctica mi profesión de psicóloga con bastante frecuencia y, especialmente, me dio la oportunidad de proporcionar apoyo emocional y académico a mis alumnos apuntalando su formación. Cuando un alumno se acerca con confianza a plantearme algún problema personal y acepta mi apoyo; cuando me encuentra fuera del plantel, me saluda con afecto y me presenta a sus padres; cuando me dice que le gustó cursar la asignatura conmigo y que lo que aprendió le ha sido muy útil en el nivel superior; entonces, creo que realmente valió la pena el esfuerzo y el tiempo invertido y me siento muy satisfecha de mi trabajo. Sin embargo, aún cuando no sea por mi asignatura, me siento muy insatisfecha cuando un alumno tiene que abandonar la institución a pesar de los esfuerzos realizados, especialmente cuando no es falta de disposición o capacidad, sino producto de problemas familiares o sociales.
Espero que esta semblanza haya podido plasmar mi acercamiento a la docencia.
Hola maestra Trinidad.
ResponderEliminarSu comentario es interesante pues aunque algunas personas realizan estudios en escuelas Normales no son profesores de carrera, lo que observo de Usted en su confrontación con la docencia, es un verdadero profesor de carrera porque disfruta de su trabajo y sobre todo cuando observa el producto terminado y que mejor satisfacción cuando el mismo alumno lo dice y reconoce su entrega.