¡Hola! Bienvenidos a este espacio de reflexión docente diseñado para compartir nuestras experiencias educativas. Agradezco sus comentarios.
viernes, 12 de diciembre de 2008
Bienvenidos
¡Hola! Bienvenidos a este espacio de reflexión docente diseñado para compartir nuestras experiencias educativas. Agradezco sus comentarios.
Mi confrontacion con la docencia
¿Cómo llegué a la docencia? Como expresé en otras participaciones, cursé mis estudios de licenciatura en el ITSON, en la especialidad de Psicología, y disfruté mucho esta etapa debido a que contamos con la asesoría de profesores de gran calidad humana y académica que fueron un excelente apoyo en nuestra formación profesional. Cuando cursábamos el séptimo semestre nos solicitaron diseñar un proyecto como trabajo final de la asignatura “Orientación vocacional”, recuerdo que se trataba de un trabajo en equipo. Como nos faltaba un semestre para terminar nuestros estudios ya estábamos pensando en incorporarnos a la vida laboral, así que decidimos que este proyecto no se quedaría en acreditar la asignatura, también sería nuestra primer empresa.
Sin embargo, la vida me llevó por otro sendero. Al inicio del octavo y último semestre de la carrera, un grupo de estudiantes de las diversas licenciaturas fuimos convocados por el rector del plantel; en la reunión nos comunicó que la institución iba a incrementar su matrícula y que habíamos sido seleccionados para incorporarnos a la planta docente, como profesores de tiempo parcial. No lo pensé mucho, por una parte porque me sentí muy orgullosa de trabajar en la misma universidad en la que había estudiado; y por otra, porque antes de egresar ya tenía asegurado mi trabajo. Así que dos meses después de egresar de la carrera de Psicología ya me encontraba impartiendo las asignaturas de Comportamiento humano I y II a estudiantes de nivel superior. Casi simultáneamente se me presentó la oportunidad de concursar para la plaza de “Psicólogo”, en el nivel medio superior, y un mes después me encontraba trabajando en el CBTIS 37, en la oficina de Psicología; años más tarde tuve la oportunidad de impartir en este nivel asignaturas relacionadas (Psicología) y no relacionadas (Administración y Lectura y redacción I y II) con mi perfil.
Como se puede apreciar, mi acercamiento a la docencia fue circunstancial. Inicialmente, la falta de herramientas pedagógicas no fue tan perceptible, considero que por las características de los grupos que me tocó atender y debido a que impartí asignaturas dentro de mi perfil. Los grupos se integraban con 30 universitarios que estudiaban y trabajaban, tenían bien definidos sus prioridades y compromisos y se centraban en la tarea. Pero al llegar al nivel medio superior la situación fue muy diferente, me encontré con grupos de 50 y hasta 54 jóvenes, con la hiperactividad y la volubilidad emocional característica de su edad, muy necesitados de atención y centrados más en lo social que en la tarea, situación que se complicó cuando me asignaron materias no relacionadas con mi perfil. La planeación de la asignatura y el manejo del grupo demandaban mucho de mi tiempo. Curiosamente, fue mi profesión la que me ayudó a superar estas limitantes; los conocimientos adquiridos sobre el desarrollo humano me ayudaron a entender el comportamiento de mis alumnos y a establecer comunicación con ellos. A partir de ese punto todo fue más sencillo y satisfactorio, ya que yo tenía disposición para incorporarme a procesos de capacitación y formación docente a través de los cuales poco a poco fui adquiriendo herramientas pedagógicas que aunadas a la práctica me ayudaron a mejorar mi desempeño frente a grupo.
Si bien no proyecté dedicarme a la docencia, creo que fue una circunstancia muy afortunada que me ha brindado grandes satisfacciones: me motivó a actualizarme para mejorar mi desempeño frente agrupo, me brindó la oportunidad de poner en práctica mi profesión de psicóloga con bastante frecuencia y, especialmente, me dio la oportunidad de proporcionar apoyo emocional y académico a mis alumnos apuntalando su formación. Cuando un alumno se acerca con confianza a plantearme algún problema personal y acepta mi apoyo; cuando me encuentra fuera del plantel, me saluda con afecto y me presenta a sus padres; cuando me dice que le gustó cursar la asignatura conmigo y que lo que aprendió le ha sido muy útil en el nivel superior; entonces, creo que realmente valió la pena el esfuerzo y el tiempo invertido y me siento muy satisfecha de mi trabajo. Sin embargo, aún cuando no sea por mi asignatura, me siento muy insatisfecha cuando un alumno tiene que abandonar la institución a pesar de los esfuerzos realizados, especialmente cuando no es falta de disposición o capacidad, sino producto de problemas familiares o sociales.
Espero que esta semblanza haya podido plasmar mi acercamiento a la docencia.
Mi aventura de ser docente
Si me pidieran describir el texto de José M. Esteve en una palabra, esta seria “Humano”. Realmente disfruté su lectura porque expresa la sensibilidad del autor para captar y expresar los sentimientos del docente en su incursión por las aulas; y esto, sin falsas pretensiones. No sé ustedes, pero yo me sentí como si estuviera frente a un espejo que me estuviera reflejando las emociones y problemáticas que enfrenté y continúo enfrentando en el ejercicio de mi práctica docente. Como el autor, yo también me inicie en la docencia con ansiedad, nadie me enseñó a ser profesora y tuve que aprenderlo por ensayo y error; se pensó y yo lo creí, que era suficiente un título universitario para convertirme en una profesional de la docencia. De igual manera recuerdo mi temor a que el material preparado no me alcanzara para cubrir el tiempo de clase, a que un alumno avezado me hiciera preguntas que no traía preparadas y a perder o desordenar mis apuntes y no poder continuar la clase; especialmente al impartir asignaturas que no correspondían a mi perfil profesional. Del mismo modo aparentaba una falsa seguridad que obviamente no sentía, y ahora estoy segura que mis alumnos percibían; seguridad sustentada en mis conocimientos profesionales pero ajena al manejo de grupos y todo lo que ello implica. Tampoco olvido mi primer día de clase porque el grupo en pleno dudó que fuera la maestra; cuando, muy formal, les indiqué que tomaran sus lugares para iniciar la clase, se mostraron muy divertidos y me dijeron que me dejara de bromas; sólo lo aceptaron cuando les mostré la lista de asistencia y empecé a nombrarlos.
Retomando las palabras de Esteve, me encuentro en el punto intermedio del proceso de construir mi identidad docente, en el proceso de abandonar las apariencias para ganarme la libertad de ser profesora, una profesora de humanidad; y ahora me queda claro que, en este sentido, la asignatura es solo un instrumento. La disposición a la tarea, la capacitación y la formación docente tienen un papel muy importante en este proceso, ese es el motivo por el que me encuentro cursando esta especialidad.
Los saberes de mis estudiantes
Las tecnologías de la información y la comunicación han impactado todas las esferas de nuestra vida, modificando tanto la forma como la duración de las actividades que realizamos cotidianamente. En el ámbito educativo existen valiosos ejemplos que nos muestran las posibilidades y ventajas de incorporar esta herramienta a nuestra práctica educativa. Este propósito implica, antes que nada, realizar un diagnóstico de nuestra competencia digital y la de nuestros alumnos.
La convivencia diaria con nuestros estudiantes nos ha enseñado que su competencia digital con frecuencia supera a la nuestra, tal vez ese sea el motivo por el cual cada vez es mayor la cantidad de docentes involucrados en procesos de formación encaminados a fortalecerla. Trabajar con jóvenes que nacieron y crecieron familiarizados con el Internet, nos permite potenciar estrategias que movilizarán sus saberes capitalizando sus habilidades en la construcción de nuevos conocimientos en ambientes colaborativos. ¿Cómo capitalizar sus competencias en el proceso educativo? El primer paso es identificarlas y delimitarlas.
La información proporcionada por los alumnos que integran la muestra encuestada arrojó los siguientes resultados: el 100% de los alumnos tienen una cuenta de correo y acostumbran buscar y descargar información con diversos prepósitos; el 95% utiliza frecuentemente el chat para comunicarse con amigos y familiares y el 90% acostumbra buscar y descargar música por este medio, entre otras variantes específicas influidas por sus intereses personales como videos, películas, juegos, fotografía y deporte. En base a lo anterior, se puede concluir que el 100% de los estudiantes maneja por lo menos una variante de los dos tipos básicos de uso de internet: como reservorio y como espacio social, y que el 20% del grupo domina diversas variantes en ambos tipos de uso; por ejemplo, tienen una cuenta de correo, usan el chat con frecuencia, tienen y visitan bitácoras, buscan información y descargan música, videos, películas e imágenes. Sin embargo, generalmente se utiliza este medio con fines de diversión o comunicación.
Tomando en cuenta lo anterior, la estrategia se puede centrar, en primera instancia, en reorientar la actividad académica al uso de estas herramientas tecnológicas, incorporando en el desarrollo del curso las WebQuest y Blogs. Por otra parte, para capitalizar los saberes de los alumnos con mayor competencia digital (20%), se integrará a cada uno de ellos en un equipo de 5 personas para que a través de técnicas colaborativas compartan sus conocimientos con sus compañeros y propicien el desarrollo de su competencia digital. Dado que no se dispone de recurso tecnológico para el desarrollo de la asignatura, estas actividades de apoyo se realizarán extraclase, en el domicilio acordado por el equipo, y se les dará seguimiento a través de la exposición de productos de trabajo que incluyan las habilidades involucradas, como manejo de imágenes, videos, bitácoras, etc.
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